que lo hice. Que llegué a ese lugar, y me decidí de una vez.
Pensé muchas cosas previamente, como en la responsabilidad que implicaba perder lo que era mío para siempre, decidirme a extrañar por siempre lo que tanto me había costado tener, lo que tanto trabajé y sufrí.
Sentía esa peligrosa angustia de separación, y me daban náuseas y ganas de vomitar; pataleos en el estómago y problemas para fijar la vista. Ya daba por perdido lo que era tan mío, lo que me había costado tanto tener, que luchaba dentro de mí por quedarse, dentro de mi cerebro, de las bases mismas del puto hipotálamo, pero aún así su destino estaba claro.
Asi que me sente en el guater, y lo cagué.
viernes, 11 de mayo de 2007
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